La impresión 3D llega al stop motion

Películas como Pesadilla antes de Navidad (1993) o Chicken run (2000), se hicieron más conocidas por aplicar la técnica del stop motion. Esta procedimiento que se utiliza desde hace bastante tiempo en la industria cinematográfica, tiene la posibilidad de dar el salto cualitativo gracias a la implantación de las impresoras 3D en este tipo de trabajo.

Una prueba de esta previsión es el cortometraje animado Chase me dirigido por Gilles-Alexandre Deschaud. El proyecto fue realizado con 2.500 objetos impresos en 3D. La sinopsis del corto se basa en la historia de una chica que es perseguida por su sombra. El film se estrenó con críticas positivas en las últimas ediciones del Festival Internacional de Cine y Animación de Anneay y el Short Film Corner del Festival de Cannes.

Otro de los estudios que ha adoptado este tipo de técnica es Laika, responsables de películas como Coraline (2009) o Para Norman (2012). En su film The Boxtrolls (2014) utilizaron la impresión 3D para crear muchos de los objetos que aparecían en pantalla. El resultado de esta experiencia fue tan positivo, que la compañía ha creado un departamento especial con nueve impresoras 3D.

Una de las ventajas de esta técnica son los materiales que se utilizan habitualmente para realizar las impresiones. Su durabilidad y su fina superficie permiten lograr los detalles que se requieren en este tipo de películas. Para realizar The Boxtrolls se imprimieron 31.000 caras distintas, una cifra nada extraña si tenemos en cuenta que cada protagonista del film utiliza 250 expresiones distintas.

Otra de las experiencias que combina la impresión 3D con el stop motion es la película Boxman. Su duración es de tan sólo un minuto pero es la primera experiencia audiovisual que combina las dos técnicas.

Foto de portada: Joe Penniston

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